08 Abr «Sempre avanti»

Hace ya algún tiempo escribí algo dando ánimos a todos aquellos que andaban pasando por algún mal momento o lesión, pero hoy me apetece hacerlo de nuevo, a fin de renovar y transmitir todas las buenas energías que sean posibles a todos aquellos que se encuentran enfrentando algún momento delicado.

Yo sólo me he «lesionado» una vez. Y sólo llevaba medio año corriendo. Y tampoco soy «nadie» deportivamente hablando (lo pongo entre paréntesis para enfatizar que todos somos alguien, todos somos todo, y más para nosotros mismos, por supuesto, pero creo que se entiende lo que quiero decir).

Y aún así, el tenerme que pasar tres meses prácticamente sin poder correr me reventó el año en cuanto a los objetivos que en mi cabecita, ilusionada con este nuevo mundo que se abría ante mí con lo de las carreras, había empezado a plantearme (imaginaos que sólo llevaba corriendo medio año y estuve tres meses parada, mi forma al volver era de cero patatero xD). Así que el año pasado me quedé sin Lliga Nord, sin circuito de asfalto y sin alguna prueba más en la que me hubiera gustado apretarme para vencerme a mí misma y todo esto que nos gusta tanto…

Pero resulta que al final hice un montón de carreras, y disfruté muchísimo de la montaña, y hasta del asfalto, y de las experiencias y de toda esa maravillosa gente que ya conocía con la que compartí todos esos momentos, así como de la que me fui encontrando por el camino. Y me fui recuperando y empecé a avanzar, y el año al final no estuvo tan mal.

Y en este 2016, pues de momento he podido retomar lo que el año pasado no pudo ser, y ahí voy con el circuito de asfalto y con la Lliga, y con un montón de cosas más que vendrán, y si no pueden venir porque resulta que me vuelvo a hacer daño, pues esperaremos y recuperaremos, y seguiremos disfrutando de esto como se pueda, bien sea en bici, a pie o animando a aquellos que disfrutan tanto o más que yo participando y/o compitiendo de la forma que sea.

¿Que qué quiero decir con todo este rollo? Pues que, (aunque para mí como ya he dicho, es importante pues soy yo misma y es básicamente mi vida) si para mí ya fue muy molesto todo aquello, aún cuando sólo estaba empezando a correr, entiendo que para aquellos que llevan muchos años a plena dedicación, que sienten verdadera pasión, que han convertido esto en su forma de vida, en su ilusión: el sentimiento de frustración es muy grande.

Pero paraos a pensar, a recordar. La vida al final, quedamos en que es una carrera de fondo ¿no? Y en las carreras de fondo hay momentos de bajón en los que queremos mandarlo todo a la… Pero paramos, nos sentamos, nos refrescamos, nos tomamos una barrita o un gel, o las dos cosas si estamos muy apurados y al final ¿nos levantamos no? Porque vamos a llegar a meta ¿verdad?

Y a nadie se le ocurre pensar, «no, pero es que es una mierda que hoy me entre el momento de bajón, porque yo había planeado que no me iba a dar ningún bajón e iba a acabar esto y ahora ya no es como yo tenía pensado, y los que me están esperando en meta también pensaban otra cosa y… y…». En lugar de eso seguimos caminando o arrastrando p’arriba, con las manos en las rodillas si es que no podemos más, hasta que llegamos a la cima (y entonces pensamos ¿y esto era?) y nos tiramos como locos a bajar porque al final sí, al final vemos la meta.

Pues en la vida, y en el tema de las lesiones, lo mismo. Porque en vez de decir: «Joder yo quería hacer X circuito este año, o X marca este año en esta prueba porque el año que viene ya tendré X años, o X problema que no me dejará participar y ahora mis planes a la mierda por el tobillo, o la rodilla o el gemelo de las narices…» vamos a decir: «Este año no voy a estar pero el año que viene por mis c/o… que voy a reventar esa carrera». Y si el año que viene tampoco podemos estar como nos gustaría, pues encontraremos otra manera de hacerlo. El caso, lo que quiero decir en el fondo, es que no podemos darnos por vencido porque la realidad se haya convertido en algo diferente a lo que habíamos imaginado. Porque lo único real, lo único vivo, valga la redundancia, es, nos guste o no, la realidad que finalmente nos toca vivir (y creedme, ¡es maravillosa por el simple hecho de que es nuestra!) y porque para encontrar el sentido de la vida, de nuestra vida, solamente tenemos que hacer una cosa: ¡¡VIVIRLA!!

Porque recuerda que tu vida no viene con manual de instrucciones. Nunca sabemos que nos va a tocar y probablemente, en muchas ocasiones, los «premios» que nos caigan no serán los que estaremos esperando, pero de eso se trata la historia. De aprender a sacar lo mejor de cada situación, incluso de aquellas que nos sacan de quicio (yo en esos momentos intento descojonarme de mí misma y ver el lado bueno), de crecer con todas esas personas que nos enseñan cosas que, de otra forma nunca hubiéramos sido capaces de ver por nosotros mismos. Y al final, de avanzar y avanzar y avanzar. Contra viento y marea… ¡Vamos con todo!

Sempre avanti, campeones.

Laura.